La carretera principal que va San Salvador a Chalatenango al llegar al kilómetro 72 se atraviesa unas curvas muy pronunciadas. Se trata de un cruce muy peligroso.
Un sábado por la noche, el doctor Rodríguez regresaba a su casa después de asistir a una sala de fiestas. Al llegar al cruce redujo la velocidad y se sorprendió al ver a una deliciosa jovencita, vestida con un traje largo de fiesta y haciendo auto-stop. Frenó de golpe y le hizo una señal para que subiera a la parte trasera de su descapotable. - El asiento de delante está lleno de papeles y de paquetes -se disculpó. Y a continuación le preguntó: - Pero, ¿qué está haciendo una chica tan joven como tú sola a estas horas de la noche? - La historia es demasiado larga para contarla ahora -dijo la chica. Su voz era dulce y a la vez aguda, como el tintinear de los cascabeles de un trineo. - Por favor, lléveme a casa. Se lo explicaré todo allí. La dirección es San Ignacio, Barrio El Centro Nº 24 a la par de la farmacia. Espero que no esté muy lejos de su camino. El doctor refunfuñó y puso el coche en marcha. Cuando se estaba acercando a la dirección que le indicó ella, una casa con las contraventanas cerradas, le dijo: - Ya hemos llegado. Entonces se giró y vio que el asiento de atrás estaba vacío. - ¿¡Qué demonios...!? -murmuró para sí el doctor. La chica no se podía haber caído del coche, ni mucho menos haberse desvanecido. Llamó repetidas veces al timbre de la casa, confuso como no lo había estado en toda su vida. Después de un largo tiempo de espera, la puerta se abrió y apareció un hombre de pelo gris y aspecto cansado que lo miró fijamente. - No sé como decirle qué cosa más sorprendente acaba de suceder -empezó a decir el doctor-, una chica joven me dio esta dirección hace un momento. La traje en coche hasta aquí y... - Sí, sí, lo sé -dijo el hombre con aire de cansancio-, esto mismo ha pasado otras veces, todos los sábados por la noche de este mes. Esa chica, señor, era mi hija. Murió hace dos años en un accidente de automóvil en ese mismo cruce donde usted la encontró...
lunes, 19 de enero de 2009
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